Palabras sobre Anibal en el acto de colocación de la baldosa
"Pedí hablar primero, porque fui el último que vio con
vida a "El Gordo Gadea"
Ahora se puede decir, andábamos como novios; cine, teatro, vacaciones; aquella noche, en esta misma esquina, nos
quedamos conversando en el auto, no sé hasta que hora, posiblemente tarde porque éramos trasnochadores,
quedé con él en sacar entradas para ver el partido Argentina Inglaterra; yo empezaba la cola y él me
reemplazaba a las 9 de la mañana.
El Gordo, entre otras de sus virtudes, era un relojito. Se hicieron las 9.15., .... 9,30 horas y a las 10 menos cuarto lo
llamé por teléfono; nunca supe cual de sus hermanas me atendió, lo que sí quedó grabado
hasta el día de hoy en mi memoria, fue su tono de voz: firme sin vacilaciones y con un doble mensaje, y la frase: "A
Aníbal lo vinieron a buscar anoche".
Él militaba en la JUP y yo en la JP, inmediatamente hice los llamados pertinentes y a borrarse, el resto de la historia
ya es conocida.
Mis padres andan mal de salud y nos les avisé de esta convocatoria. Hoy mi papá, justo antes de venirme me
llamó llorando, me asusté, tardó en hablarme ¡¡¡¡!!!! Leíste, salió
Gadea en Página 12.
Por supuesto que ellos lo conocían, es más, fueron en su momento a consultar a un vidente. Este dijo que estaba
vivo, y en prueba de ello exhibió la misma sonrisa que la del Gordo: sincera, cordial, contagiosa, recuerdo que siempre
acotaba algo y le sumaba su humor fino, sutil y culto. Les obsequió a ellos dos botellas de vino, que por más de
25 años estuvieron guardadas, las que se abrirían cuando Aníbal apareciese.
Gracias a él, todos pudimos continuar con nuestras vidas, estudiamos, nos casamos, tuvimos hijos, en fin, cada uno
trazó su camino.
Uno de los slogan del proceso fue "el silencio es salud".
Gracias al silencio de Eduardo Aníbal Gadea, estamos vivos.
En lo que a mí respecta, seguramente su alma brillará y perdurará más en el espacio que la
mía... "
Gabriel Aníbal Cataldi
"
Una pregunta de siempre
"… Ando a lo ancho en busca de noticias sobre mi padre -por si las oigo en algún sitio-, del sufridor de quien dicen
que en otro tiempo […] luchó a tu lado […] Su muerte la ha hecho desconocida el hijo de Cronos, pues nadie es capaz de
decirme claramente donde está muerto, si ha sucumbido en tierra firme a manos de hombres enemigos o en el mar entre las
olas de Anfitrite. Por esto me llego ahora a tus rodillas, por si quieres contarme su luctuosa muerte -la hayas visto con tus
propios ojos o hayas escuchado el relato de algún caminante-; ¡digno de lástima lo parió su madre!
Y no endulces tus palabras por respeto ni piedad, antes bien cuéntame…" Telémaco ...Odisea III, 80-100
Una respuesta para siempre
Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé
que aún ahora Dios te concederá todo lo que le pidas. Jesús le dijo: tu hermano resucitará. Marta
le respondió: sé que resucitará en la resurrección del último día. Jesús le
dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y
cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? Jn. 11,21-26."
Palabras de su hermano Fernando Gadea
"Buscando entre los libros la trascripción
manual del Himno a la alegría que Aníbal me había regalado, cuando estudiaba alemán,
encontré una carta que me mandaba desde alta mar, desde el Crucero La Argentina el 8 de Agosto de 1972. No quisiera
suponer intervenciones providenciales -a las que muchos de Uds. me saben inclinado- sino contar, para este homenaje, con el
testimonio vivo de Aníbal. En esas dos hojas, escritas con su letra perfecta, cuenta de su viaje por el
archipiélago austral chileno, de las indescriptibles montañas clavadas en el mar; de la identidad esencial que
subyace en la embriaguez de lo alcohólico-femenino, del compañero presidente a quien saludó a bordo.
También recordé de ese viaje de instrucción (Aníbal fue conscripto en la Armada) un amor en
Colombia, con el que paseaba en moto por la playa y a quien le había costado dejar. En el comedor diario de la casa de
la calle Portela, escuchábamos y, aún más, cantábamos: I Should Have Known Better; en el momento
en que John canta solo (en realidad con nosotros) nos sentíamos -vaya a saber porqué- liberados de toda
conciencia estética, mirándonos -una vez terminada la canción- con cierta suficiencia, sobriamente
sorprendidos en nuestro inesperado progreso. Recordé, también, el poema de Gabriel Celaya, que
recitábamos con el tono de lo definitivo-castizo en la voz: La poesía es un arma cargada de futuro. Los rostros
fieros, desafiantes; éramos España elemental, intemporal, transfigurada en la epifanía de un dios
radical. Aníbal era, también, Platón Arakchaiev, el sabio de La guerra y la paz, River, su
expresión de orden kantiano, frente a una milanesa completa ¡Qué rapsodia de sensaciones! Aníbal
son mis hijos, que fueron criados con su memoria, Aníbal es quien nos une en esta mañana, en este lugar, donde
tendremos un signo visible de la barbarie que nos lo arrebató aunque también un lugar donde dirigir la mirada en
su conmemoración, en su homenaje.."
. Eduardo Pastor Osswald
"Fui, como muchos de los que estamos aquí, compañero de colegio. Compartimos primaria y secundaria en el
Calasanz. Lo recuerdo pensante, poco hábil para el futbol, inteligente y siempre "al acecho" de los que acababan de
comprar un sandwich en el quiosco de Vicente. Le decíamos, tal vez con poca creatividad: el Gordo. Jamás lo vi
entreverarse en alguna pelea. Sí, mantener firmeza en resaltar las virtudes de Nietzsche o en justificar los
merecimientos de una victoria de River. No voy a hablar de los perversos. De los que violentaron a patadas la puerta de su
casa paterna. Que paradoja!!!, paterna, pater, patria...., en representación de qué patria se pudo ser tan ruin!
Es posible que dentro de muchos años,un chiquilín de la mano de sus padres, repare en la baldosa que hoy
colocamos. Su curiosidad le hará pronunciar tu nombre, en ese instante volverás Aníbal..., en ese
instante volverás. Nosotros estaremos definitivamente muertos..."
Enrique Font
En el acto de colocación de la baldosa, se leyó un párrafo del Himno a la Alegría, que
Aníbal recitaba de memoria y representa el sentido de la hermandad.
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave
Algunos párrafos de "La Poesía es un Arma cargada de Futuro" de Gabriel Celaya que sus amigos recuerdan como su
preferida
Poesía para el pobre,
poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes,
porque apenas si nos dejan decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural
por los neutrales que,
lavándose las manos,
se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas.
Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando.
Canto, y canto,
y cantando más allá de mis penas personales,
me ensancho.